La presa, que sería la tercera más grande del mundo, anegaría una extensa área de tierra, desecaría partes del río Xingú, destruiría la selva con su inmensa riqueza irrecuperable y reduciría las reservas de peces imprescindibles para la supervivencia de distintos pueblos indígenas de la zona, como los kayapó, arara, juruna, araweté, xikrin, asurini y parakanã que son los verdaderos propietarios y que de generación en generación desde el principio de los tiempos hasta nuestros días la han conservado.
Una vez más el hombre blanco (depredador neoliberal) trocará por espejos o por la fuerza, la vida, la belleza, la inmensa riqueza irrepetible e irrecuperable de animales y plantas destruyendo el pulmón de oxigeno de este ser vivo y moribundo que es la tierra a cambio de acelerar la destrucción, el cambio climático, la desertización y los beneficios económicos de una minoría irresponsable adicta al dinero.
"Nosotros quienes vivimos en tierra amazónica cerca de los bancos y afluentes del Río Xingú… hemos construido nuestras vidas en el Río Xingú por décadas de amor, sudor y dedicación. El Río es el corazón de nuestras tierras y de nuestra gente… Nosotros no nos sentaremos a ver mientras aquellos en Brasilia atentan con determinar nuestro futuro sin habernos consultado, escuchado, respetado y sin nunca haber puesto un pie en nuestras tierras… Ni el Río Xingú ni nuestras vidas están a la venta."
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