Me encanta Arturo Pérez Reverte por tener la honestidad, el coraje, y el valor de blandir sin tapujos como una cimitarra esa arma mucho más temida por ser más difícil de detener que es su palabra que no se detiene ni atenúa en base a quien valla dirigida.
Arturo Pérez Reverte puede mirarte a la cara sin pestañear y llamarte imbécil si lo eres y puede también llamarle ladrón, corrupto y lo que su conciencia le dicte a quien con su conducta corrupta y delictiva lo demuestre y esto lo hace sin que se le apague la voz ni le suden las manos.
Arturo Pérez Reverte a realizado trabajos en zonas donde las personas caían heridas por balas de fuego real y no se asusta fácilmente, pero seguramente conoció en esas ocasiones personas rudas que no pensarían demasiado en pegarle un tiro si fuese necesario, pero que en su interior son mucho más nobles y transparentes que estos políticos que en ocasiones nos ha tocado sufrir por estar incluidos en una lista cerrada, creo que quizás por esta razón le resulta tan difícil tragarse el sapo que nosotros tragamos por ser imbéciles.
Yo pecador me confieso de haber sido y seguir siendo un idiota manipulado por la clase política al participar en votaciones electorales con listas cerradas que en ocasiones mantienen a corruptos que lapidan y malversan el dinero público, repartiéndolo entre amiguetes y justificando con obras faraónicas innecesarias futuras astronómicas.
Por ello me arrepiento y prometo firmemente no volver a pecar ni en omisión ni en obra y apoyar a los que luchen por el cambio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario