sábado, 24 de marzo de 2012

De como Rajoy mantiene privilegios a la Banca en prejuicio de los desahuciados.

En esto descubrieron treinta o cuarenta indignados pidiendo un cambio de la injusta ley que convierte en esclavos de por vida a buenas personas que han cometido el pecado de perder su empleo por la codicia de financieros sin escrúpulos, estos revoltosos se encontraban protegiendo una vivienda con una orden de desahucio. Así como Rajoy los vio, dijo a su escudera: la ventura va guiando nuestras causas mejor de lo que acertáramos a desear, porque ves allí, amiga Soraya, donde se descubren treinta o poco más desaforados camorristas con pancartas y megáfonos con quien pienso enfrentarme en sin igual batalla pues pretenden los muy malandrines que en esta nuestra España, que no de ellos, todos seamos iguales. Mira bien noble señora  porque igual que prometí en la elecciones y olvide seguidamente a los dos días la subida en los impuestos, juro en nombre del averno y esta vez lo digo en serio, que con sus flojos  despojos continuaré reflotando, nuestros bancos sumergidos en sin igual crisis, que esta es buena guerra, y es gran servicio de Dios y bien visto por la mi señora Merkell quitar tan mala simiente sobre la faz de la tierra.

¿Qué camorristas? dijo Soraya
Aquellos que allí ves, respondió su amo y protector, esos de largas pancartas, que las suelen tener algunos de casi dos leguas.

Mire vuestra merced, respondió Soraya, que aun estando de acuerdo con tan progresistas ideas y pensando como vos que mas nos vale apalear a camorristas que reclaman igualdad, pan y justicia, veo que  aquellos de allí no son gentes de camorra, sino un grupo de vecinos indignados que defienden a un obrero despedido y también  a su familia
Bien parece, respondió Rajoy, que no estás cursada en esto de los desalojos; ellos son morosos, y si tienes compasión no estas echa para esto de la política, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla. Y diciendo esto arremetió con furor contra aquellos desafortunados y no solo aporreó con mano dura, que también ató de manos  manteniendo  injustas leyes que permiten a los bancos carroñeros adueñarse de vivienda y de salario del obrero que ha caído sin tener en cuenta en estos desalojos que  eran personas de bien,  no camorristas.

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