La Iglesia Católica se preocupa mucho por los matrimonios homosexuales y poco poco poco de los pedófilos de sotana.
La Iglesia tiene que recibir las aguas del bautismo que laven su capa de cinismo y entonar el mea culpa públicamente para que los fieles que han dejado el redil se planteen si vuelven a el o rezan directamente al Altísimo que no necesita intermediarios
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