jueves, 5 de enero de 2012

Grecia, Italia, España, Portugal solo moneda de cambio


No importa que un país sea la cuna de la cultura y madre de los mejores filósofos y matemáticos de la antigüedad como fué Grecia en su día, tampoco importa que sus legiones invencibles construyesen puentes de piedra y acueductos que aun se conservan en pie como Roma,o que en sus dominios no se pusiera el sol como España, o que sus navegantes recorriesen el mundo propulsados por el viento y guiados por las estrellas como Portugal. ¿Donde queda tanta gloria?

Estamos en la era del pucherazo, de los bonos basura, de los políticos de tarjeta de oro y de mucho pico y poca pala, de grandes ostentaciones,  pocas luces y avidez desmesurada de riqueza,  la época de la democracia de partidos y de los corruptos en listas cerradas, la época de las grandes mentiras y de las verdades a medias, de reparto de medallas de mérito sin mérito, de la dictadura del capital.
Hemos metido los dos pies en la mierda, confiamos en los hombres de paja, cara de wolframio y pico de loro, oradores de palabras vacías y de fantásticos cuentos sin terminar, líderes sin liderazgo y nos dormimos en los laureles pensando que todo se arregla con un boto y que la baca sagrada puede dar toda la leche que le quieran ordeñar. Nos dejamos embriagar por la filosofía del consumismo hasta grados de coma etílico, con el crédito seguro para el banquero que no te leía la letra pequeña.
Tenemos parte de culpa por confiar en tramposos, por ser ciegos sin lazarillo, por ilusos.
Pero quien no puede esconderse detrás de un velo invisible es quien gobierna en el nombre del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Los gobiernos son culpables; estas deudas astronómicas no se crean en un día, ha sido un derroche a chorro, sin trabas.
Que no nos echen la culpa, ellos y quien subvenciona sus campañas y se cobra sus favores son los únicos  culpables  
Islandia nos dio la llave de la salida de la crisis, pero seguimos con los mismos organismos, gobernados por los mismos que nos han situado al borde del precipicio.

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