Que insignificantes somos y como dejamos volar nuestras
fantasías.
Conocemos la temperatura de 4000 grados centígrados de la
barisfera y su espesor de 3000 kilómetros así como su composición de hierro y
níquel
Medimos las distancias de las galaxias en un universo en
expansión con un atraso en el tiempo de decenas de miles de millones de años
luz y en un momento en el que su distancia es infinitamente superior al momento
en que la luz que recibimos fuese emitida.
El diámetro del universo visible según nuestros cálculos es de 14 mil millones de años luz,
pero este no es el borde real del universo. En este caso tenemos la humildad de
reconocer que no tenemos NPI de donde se encuentra este límite
Observamos estrellas que hace millones de años que no
existen y no hemos recibido la luz de otras que por su lejanía permanecen
ocultas a decenas de miles de millones de años luz.
Un año luz es el espacio recorrido por la luz en un año
viajando a 300000 kilómetros por segundo; más o menos equivale en kilómetros
a 60x60x24x365x300000
Si esta cantidad la multiplicamos por 14 mil millones
(14000000000) tenemos la distancia del límite del universo visible.
Conocemos ya 2321 exoplanetas (planetas de estrellas distintas al sol) de
ellos 200 tienen un tamaño similar a la tierra y se encuentran en la zona
habitable con posibilidad de tener agua en estado líquido.
Reflexión. El universo es demasiado x demasiado x demasiado
enorme para poder meterlo en el bolsillo.
El hombre en su afán de dominarlo todo tiene a Dios el
creador del universo (podemos llamarle origen o singularidad espacio
temporal, inmediatamente anterior al Big
Bang) en un cáliz y cerrado con llave en un sagrario y puede entregarlo o
negarlo a las pequeñas briznas de polvo galáctico que deseen recibirlo dentro
de su ser.
El hombre puede ofender con su boca insignificante
imperceptible a ese ser inmenso o infinitamente pequeño según su posición en el
espacio- tiempo, pero la Iglesia que es una cojonésima de mitad de nada puede
ayudarle a limpiar la ofensa y entregarle en comunión a ese Dios imposible de
imaginar, de medir y de interpretar.
El ser humano, animal racional que esta terminando con la
vida en este planeta ese engreído que es menos que una arena en el desierto,
simple polvo galáctico, puede medir, pesar e interpretar la inmensidad mientras
se siente incapaz de controlar la caída de una pera, el desarrollo de una berza
o la mente de un psicópata y se cree poseedor de la ley, la justicia y la razón
para decidir quien debe vivir y quien no invadiendo países y asesinando a otros
seres humanos que bien analizados son otros universos en el cual millones de
células siguen leyes escritas por un código superior que todo lo mide en base a
la conservación de la vida
Si el ser humano diese pasitos más pequeños y tratase de
eliminar el hambre en el mundo, la conservación del planeta y de las
especies mejor nos iría, pero somos
demasiado soberbios, ambiciosos, depredadores e irracionales para seguir con
los pies en el suelo y nos sentimos mejor descifrando el sexo de los ángeles descubriendo
exoplanetas por el brillo de las
estrellas y empaquetando a Dios en celofán para repartirlo entre seguidores con
vendas en los ojos.
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