No es que la balanza este trucada, es que los del banco pesan mucho más
¿Quién le mandó a ese pobre hombre acercarse al banco donde están sentados los mangantes?
¡Acordaros siempre de la ley de la palanca y del embudo por la que se rigen los destinos y dejaros de pensar en los pajaritos preñados en el País de los marranillos!
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