miércoles, 24 de junio de 2020

Deseo que volváis a ser árboles de vida que condensen el agua que purifique este planeta esquilmado

La enorme desgracia de nuestros desdichados ancianos desasistidos, con una sentencia inhumana, cruel, que les impedía ser medicalizados,  nuestros queridos ancianos que han levantado este país con sus manos encallecidas y con su corazón endurecido para soportar la inmensa carga, solo por el amor hacia sus hijos primero, a sus nietos después a los que han tenido que cuidar con inmenso cariño, ellos que en la Crisis estafa estuvieron al pie del cañón aportando económicamente lo que tenían y sosteniendo con su amor, su entrega y su espíritu de sacrificio forjado a lo largo de una vida de entrega silenciosa, han pasado los últimos días de sus vidas solos en una habitación, sin el calor de sus familiares y amigos, con grandes problemas para respirar, sin consuelo, despidiéndose de la vida pidiéndole ayuda a  un dios virtual, que tampoco hizo presencia ni mostró compasión ante su penosa situación. Y sigo… la penosa desgracia, hace por fuerza y por injusta e impune, volver a mi mente imágenes dolorosas de dolor insufrible por la pérdida de tantas personas que nos han dejado por la irresponsabilidad, la avaricia, la falta de principios de desalmados que nunca pagarán sus delitos con penas acordes, porque la vara de medir se dilata y se contrae con un coeficiente enormemente injusto que a nadie se le escapa; me refiero a accidentes como el Yak 42, el Madrid Arenas, el Accidente del Metro de Valencia, El accidente del Tren Alvia en Angrois, Santiago, El Accidente de Spanair. Tampoco me puedo olvidar del envenenamiento por aceite de colza y de las víctimas abandonadas de la talidomida. En estos días oscuros por las víctimas de una guerra contra un microscópico virus, guerra que todo el presupuesto militar no ha servido para frenar y que el presupuesto para la Sanidad, recortado, con hospitales y residencias privatizadas, con un sistema que solo se preocupa para engordar los beneficios de las grandes multinacionales, engordar las grandes fortunas, hacer crecer los millonarios, con el cual no tenemos capacidad ni para fabricar mascarillas y respiradores porque no es rentable, hemos fracasado rotundamente.
Espero que las cenizas de tantos inocentes hagan germinar la semilla de nuestros árboles calcinados por miles de incendios descontrolados y purifiquen el ambiente enrarecido por la contaminación y el consumo descontrolado y vuelvan a dar vida a este planeta maltratado en el que han crecido, reído y llorado tanto

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