Pediremos el cambio de fase y si alguno se contagia con la desescalacarallada le buscaremos una suite de lujo en un maravilloso hotel donde dispondrá de un cerdito azul con rendija para introducir moneditas y pagar su estancia a precio de gallina regalada sin agobios ni sobresaltos, dispondrán también de otra cómoda habitación para dejar los zapatos. Nunca deseará que su confinamiento se termine
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