lunes, 25 de noviembre de 2019

Paso a paso se forma el carácter




Primero creí que no podría vivir sin fumar mientras me estaba matando

Después creí que no podría vivir sin alcohol

Luego creí que no podría vivir sin gluten,

También creí que no viviría sin lactosa

Creía que las comidas sin casi sal y sin azúcar serían intragables

Pensaba que no podría subsistir sin carne

La pesca, matar peces, pulpos, mariscos…creía que me faltaría algo sin pescar 

Nunca me imaginé que con  productos del campo se podrían saborear platos tan exquisitos

Trabajo, creía que me faltaría algo al dejarlo, casi me creía imprescindible y todo siguió sin ningún problema igual que seguirá mi familia cuando ya no esté.

Mi coche tiene 19 años, parece anticuado y tiene sus achaques, pero comparado con el primer coche que compré en mi vida, es una joya que de aquella ni me podría imaginar.

Mi teléfono pide papas y me envían mensajes para que cambie de tecnología o tendré problemas, pero quién pudiera a mis dieciocho años, cuando no tenía ni reloj, tener este teléfono y disponer de tecnología para utilizarlo ¡sería el Rey del Mambo!

Consumo chabacano, también tenía que comprar, coleccionar y llenar la casa de cosas, cosas, cosas y es tanto el daño que el consumo irracional hace al ecosistema

Ahora sé que lo que quiero es voluntad y que se adquiere poco a poco, cada vez con mayor facilidad

Tengo aún tantas cosas que no necesito, mientras al Planeta del que dependemos le quitamos todo y lo convertimos en un estercolero y ¡no! no dejes para los demás lo que puedes mejorar... los neumáticos de los coches acabaron ardiendo en Seseña, otros millones de ellos sumergidos en Florida, aparecen miles de pilas contaminantes enterradas, nuestras autoridades cobran un canon de reciclaje que se lo llevan muchas veces unos amiguetes que hacen el gran negocio sin ningún tipo de control, sin una auditoría, y estas mafias se forran, aun cuando tengan que regalar algún maletín a cambio, a cuenta de deteriorar el Planeta, el plástico acaba en los mares y la basura tecnológica en Namibia, sembrando de mierda contaminante zonas que antes eran preciosos vergeles ¡encárgate personalmente de no contaminar, de frenar el consumo, de decir no al plástico, de no coger el coche para todo, de no viajar en avión. 

Yo he renunciado a algunas cosas por intolerancia para mi salud y otras porque no se pueden tolerar y no echo nada de menos, tú también puedes hacerlo, porque no tienes nada que te impida a hacerlo, solo tú y hablando de salud, el organismo es otro ecosistema donde la vida rebosa con fuerza, millones de células pululan manteniéndote vivo... un solo cigarrillo es un vertido pestilente en tu corriente sanguínea, el alquitrán tapona tus alveolos pulmonares, tu cuerpo se convierte con tu actitud irresponsable en un vertedero incontrolado ¡piensalo! 

Soy de una época que casi nadie tenía teléfono y había centralitas de telefonía para poner conferencias, se utilizaba el telégrafo, no había calculadoras ni ordenadores, se necesitaban tablas para cálculos trigonométricos y logarítmicos y tenían tan pocos decimale que se hacía necesario hacer interpolaciones, todo se reutilizaba; cuando era pequeño mi madre utilizaba una bombilla estropeada para zurcir calcetines, si un pantalón se rompía se le ponía un remiendo y los zapatos se compraban a los niños con un número más y se les ponía un algodón en la punta para ajustarlos, a las tarteras rotas se les ponía un remache y a las fuentes que se rompían se les metía una grapa para seguir utilizándolas, el cuero de un zapato viejo servía para hacer una bisagra para la puerta de un gallinero, un ladrillo viejo se utilizaba para fregar la chapa de la cocina de leña, los tenedores eran de alpaca y se limpiaban con arena y pedramol para quitarles el óxido, el bocadillo era muchas veces de aceite y azúcar o de nata de leche, el desayuno era cascarilla con leche y pan duro, no había lavadora, ni secadora, las mujeres lavaban en un pilón público con jabón marca Lagarto, clareaban la ropa al sol en un prado, la ponían a secar en una cuerda entre dos postes, no había agua corriente, el agua se traía de la fuente en la cabeza con un trapo enrollado para amortiguar.

Podría seguir contando muchas cosas pero no quiero aburrir.

Por mi experiencia me es más fácil frenar el caballo desbocado del consumo,  pero tú tienes que pensar que la vida tiene que mejorar, necesitamos una lavadora, un televisor, un teléfono… pero debemos ver hacia atrás, aún aquellos que no han tenido mis vivencias...deben de mirar atrás y darse de cuenta que hay que volver a un consumo sostenible, olvidarse de las modas, de las rebajas, de los últimos modelos y parar esta máquina desquiciada de consumo chabacano, apoyar, exigir, luchar contra la contaminación, el deterioro de ríos y océanos, los plásticos que lo invaden todo, los herbicidas, pesticidas, los transgénicos que solo sirven para patentar semillas y empobrecer a los campesinos que se ven obligados a utilizarlas porque sus gobernantes corruptos les exigen semillas registradas que solo se pueden utilizar una vez, destruyendo la biodiversidad por el interés de unos desalmados, luchar por un comercio justo, contra la cotización del trigo en la Bolsa, contra el Cambio Climático…luchar con el voto, con las manisfestaciones, con las denuncias y con la participación activa

Debemos ser autocríticos y juzgar sin dejarnos guiar con los ojos cerrados por personajes sin conciencia que hablan mucho pero no demuestran nada.

Este Planeta no es nuestro, es de nuestros hijos, nuestros nietos y pide ayuda de mil maneras.

Si cerramos los oídos, puede ser que algunos lleguéis a sentir sus últimos  estertores en vuestras carnes, yo ya no lo veré ni lo sentiré como ahora lo estoy sintiendo. El Planeta está avisándonos, nuestra actitud depredadora ya ha ocasionado la desecación del cuarto lago más grande del Mundo; el Mar de Aral en Rusia, La Planta Nuclear de Chernóbil, arruinó la vida de miles de personas en  Ucrania Bielorusia y Rusia y cambió el paisaje de todo un territorio durante miles de años ocasionando unos 15000 fallecidos dejando una ciudad fantasma
El accidente nuclear de Fukushima en Japón hizo que 154000 residentes fueron desplazados dejando una zona contaminada y contaminante, sembrando Oceano Pacífico, siembra que perdura todavía hoy,  de isótopos radiactivos con efectos desastrosos para  miles de años. Japón, un país desarrollado y civilizado, se plantea por un lado verter sus aguas contaminadas al Océano y por otro seguir con la energía nuclear 
La emisión de gases contaminantes y nuestra forma de vida irresponsable han causado el deshielo del Ártico con una curva logar´tmica desalentadora, el propio deshielo hace que se produzcan gases y algas que aceleran en el proceso imparable. Ya solo podemos relentizar el desastre y ya muchas multinacionales están tomando partido para extraer recursos del último paraíso.
Recientemente, después del aviso durante años por la proliferación de algas verdes, medusas... y sin darle demasiada importancia asistimos a la muerte definitiva del Mar Menor en Murcia y seguro que habrá quien se frote las manos pensando en el último negocio mientras se le echa la culpa a los agricultores que atiborran la tierra de fertilizantes y pesticidas por no tener otro medio ni ayuda de la Administración  para ganarse el penoso sustento  mientras se enriquecen más y más los intermediarios como una bando de sanguijuelas adheridas a sus arterias desecadas.
Los en otras fechas alabados naranjos de Valencia están siendo talados y quemados, porque el margen que les queda con la naranja a los agricultores no les permite subsistir, se sustituye esta fruta tipicamenete española por aguacates, mientras tanto las nubes no tendrán donde condensar la humedad y el clima se verá alterado probocando más sequías y cambiando el ecosistema y nosotros consumiremos naranjas valencianas de Argentina y de China, más caras y ocasionando con su transporte un problema añadido al Planeta.
Los incendios de Florida, California y ahora Austrália, un país con una lucha gigantesca contra la sequía y que ve ahora como el fuego devora ya un millón de hectáreas; 100.00.000.000 de metros cuadrados, segando la vida de miles de Koalas ese simpático animalito que tanto nos encanta, pero también millones de otros animales. Australia ya no es un Edén, empieza a parecerse a un Purgatório Bíblico. 
Pero la vida sigue, nadie ve las barbas de sus vecinos a afeitar ni se preocupa de poner las suyas a remojar; ya vendrá alguien a solucionar nuestros problemas, los políticos, los sindicatos, los patronos, los marcianos... alguién lo arreglará y de momento a mí no me llega el humo a Koala a la brasa. 

Una cosa tengo que decir para los que  me leen con sorpresa e incredulidad, no he nacido en el Antropoceno, el tiempo, segundo a segundo avanza imparable, también para tí,  si eres joven, también, eso espero, podrás contarle a tus nietos que conociste plantas, animales, que viviste situaciones, mecanismos, trabajos... que no podrán ni imaginarse y espero que cuando eso ocurra, las cosas habrán mejorado y se habrá reaccionado a tiempo, antes de traspasar el fatídico punto de inflexión que transforme este paraíso tan castigado en el Infierno.

Por último, no te hagas un concepto equivocado de mi persona, yo flaqueo muchas veces, me acomodo otras tantas, me dejo llevar muchas, pero vuelvo a intentarlo y cada vez que lo hago y consigo levantarme,  fortalezco mi carácter, me siento más seguro y me resulta más fácil

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