Tenemos un país con los más grandes deportistas del Mundo, deportistas que no se rinden jamás mientras su corazón bombea sangre con fuerza para mantenerse en pié orgullosos, poderosos, al pié del cañón, dándolo todo, la demostración una vez más el Equipo Español de Tenis, nuestro equipo ¡ganando! como no podía ser de otra manera la Sexta Ensaladera de la Copa Davis ¡grandes, muy grandes todos ellos! y enorme, gigantesco, ganando los ocho partidos, invencible una vez más, nuestro Dios de las Canchas ¡Nadal! victorioso, orgulloso con la raqueta en la mano y humilde con las personas, con su amigo Bautista que ha dado un ejemplo de entereza con el gran esfuerzo realizado, un héroe que pudo seguir jugando con el corazón encogido, llorando sin lágrimas, luchando sin rendirse contra la terrible adversidad ¡Un gran equipo, el más grande!
Mientras que hago esta reflexión... pienso en el país que recoge sus éxitos, en la penosa situación que atraviesan muchos padres de familia y el gran esfuerzo y la tenacidad que les empuja para mantenerse firmes y ganar el poco pan que reciben por su sudor el pan amargo que sostiene a su familia; una tarea titánica con un premio minúsculo o vergonzoso y sopesándolo todo, pienso que ellos también son unos campeones, unos héroes invisibles, pienso también, que si gran parte de nuestros soberbios políticos de camisa de seda, impecable traje y discurso rimbombante y vacío, hubiesen participado en los campeonatos, posiblemente se traerían todas las ensaladeras, aunque ni lo podríamos celebrar, ni se volverían a ver, pienso... que diferentes son los hombres que se esfuerzan y trabajan sin rendirse y los que todo les ha venido hecho, hombres que ocupan puestos desde donde se dirige esta nave saqueada, desarbolada con mil vías de agua, sacudida con fuerza en la rompiente, afanados por la carga que consideran de su pertenencia
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