¿A quien no se le hiela la sangre en las venas recordando
los atentados Atentado del 11 de
Septiembre (Torres Gemelas), atentado de las Ramblas de Barcelona, masacre de
Utoya Noruega (matanza de 77 jóvenes), atentado
11M Madrid? El dolor de aquellas horas de
terror, permanece en los corazones de los familiares de las víctimas, que
arrastran para siempre una pena insoportable, un lastre de muerte que no les
deja vivir y cada año las personas de bien, rezamos a los inocentes masacrados
en las conmemoraciones y volvemos a ver por TV imágenes impactantes que hacen
nudos en las entrañas por el horror. Podríamos seguir enumerando atrocidades, muchas
nos pasan casi inadvertidas porque se producen en países que consideramos,
lejanos, de otras etnias, de otras culturas, de otros dioses, de otro color de
piel o artífices responsables de su dolor, pero no es así, son seres humanos
como nosotros, con sangre roja, con sentimientos, con lagrimales desbordados
que se encuentran envueltos en una espiral de violencia que las víctimas no han
provocado; podríamos hablar de Irak, de Siria, podríamos hablar de Yemen por
enumerar países sumergidos en un mar de sangre inocente.
Hay otro crimen atroz que nos pasa totalmente desapercibido,
otro crimen abominable al que no prestamos mucha atención aunque se está
provocando cada día, ese crimen es el asesinato de nuestra Madre Tierra, la generadora
de vida, el asesinato del único Planeta conocido donde la vida se reproduce,
mientras ingenuamente gastamos miles de millones buscando la vida inalcanzable en el Universo. La insaciabilidad del hombre
depredador, su deseo irrefrenable de esquilmar los recursos nos está llevando a
velocidad de vértigo hacia la autodestrucción; la contaminación de los mares
con millones de toneladas de vertidos de petróleo y plásticos, la pesca
abusiva, las grandes matanzas de todo tipo de animales, las talas ilegales, las
explotaciones mineras sin ningún tipo de control, las guerras fratricidas, el
deshielo y la descongelación de los glaciares, los incendios provocados en
Siberia, o las selvas amazónicas…La tierra se deseca, se desangra y no lo vemos
como una gran masacre de miles de millones de seres vivos; animales, plantas,
arboles, indígenas, contemplamos impasibles como seres desalmados acaban con
nuestra Madre Tierra casi sin pestañear mientras cientos de miles de personas se
están quedando sin agua, avanzan los desiertos, mientras cambia el Clima y la vida se termina
¿Cuando cambiaremos el color de las gafas y veremos la crisis
del final de la vida en la Tierra que se está provocando ante nuestros ojos?
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