Por un lado, salvo honrosas excepciones, el pasotismo imperante de las legiones de marionetas sin criterio ni autocrítica que pueblan los “países avanzados y democráticos”, emponzoñadas, teledirigidas, por el poder, convertidas en zombis vivientes por las mentiras, el lavado de cerebros y la astucia de las mafias que gobiernan el mundo, apoyadas por gobernantes sin escrúpulos, colocados a dedo en listas cerradas de partidos que presentan en elecciones a corruptos, o, financiados con cheque en blanco, colocados en listas abiertas en otros lugares, que la lucha del pueblo ha conseguido un mayor grado de participación política o colocados por las armas en sangrantes dictaduras, muchas veces apoyadas desde esos países "democráticos" mencionados. Por otro lado, el desprecio absoluto de unos pocos irresponsables con poder absoluto, que dirigen el mundo hacia su exterminación, con el único propósito de enriquecerse hasta grados infinitos y adueñarse de la tierra, de los mares, de las vidas y del derecho a descomponer el único planeta azul que conoceremos a lo largo de nuestra penosa existencia sin valores, aunque llena de mensajes subliminares que nos hablan del progreso, de la justicia, del orden, de la posibilidad de encontrar la vida inteligente que aquí desprecian y pisotean, en un universo infinito e inalcanzable, que gracias a Dios y a pesar de los grandes presupuestos desviados, no llegarán ni siquiera a imaginar, mientras transforman nuestro mundo, en un inmenso estercolero o en un polvoriento y calcinado planeta sin vida y sin justicia, donde la guerra, el hambre, la miseria, la esclavitud, los incendios intencionados de los montes, la contaminación de los mares, la destrucción de los bosques, de su fauna y su flora que antes de que el mundo fuera la parcela de unos pocos psicópatas, bullía y rebosaba y donde pronto desaparecerá hasta el canto de las cigarras y no quedará ni la soberbia de esos desalmados y poderosos mercaderes que trafican con el hambre, la justicia, la religión, porque su inmenso poder no podrá detener el tsunami de fuego que barrerá este planeta descompensado sin distinguir hambrientos de malversadores.
La irresponsabilidad ya está generando grandes desequilibrios ambientales y la bola de nieve que engorda de tamaño ya desciende imparable por la ladera y muy dificilmente se podrá detener con la postura ambigua de estos dirigentes sobornados y comprometidos con los grandes especuladores.
La irresponsabilidad ya está generando grandes desequilibrios ambientales y la bola de nieve que engorda de tamaño ya desciende imparable por la ladera y muy dificilmente se podrá detener con la postura ambigua de estos dirigentes sobornados y comprometidos con los grandes especuladores.
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