España atraviesa una larga etapa de crisis sin precedentes,
atravesamos un túnel con un nivel descendente de una pendiente de vértigo, sin
seguridad ni maquinista; la memoria no me alcanza para recordar algo igual en
los años vividos, aunque ya se vislumbraban conatos significativos que han sido
la base de este viaje en caída a un abismo sin retorno.
Esta crisis que hace que se desmorone el País de las Mentiras,
arrastrando todas las instituciones enganchadas con alambres a un sistema
tendencioso, desacreditadas por la falta de libertad y la sombra de la
duda, es una crisis oculta que solo los ciegos de razón no alcanzan
a ver; una crisis cobarde, repulsiva, inasumible, ignominiosa y nauseabunda que
es la madre las crisis y que hace recaer sobre las clases más humildes el peso
de la inoperancia, ineptitud, malversación, compincheo, favoritismo y
enchufismo .
Me refiero a la crisis de valores de las, por así llamarles
personas que nos gobiernan con una mayoría que les llena la boca y que la han
arrancado de la ignorancia de unos ciudadanos deslumbrados con el brillo de
mentiras y el cinismo de una tropa que han usurpado el poder con una falta de
empatía y un descaro desconocido en la mayoría de las naciones de Europa que también
caminan entonando doctrinas neoliberales pero que aun no se han emponzoñado
tanto que el fraude no sea castigado con una respuesta contundente por la
sociedad despierta y madura.
Esta mayoría absoluta indiferente ante la amputación en carne viva
de derechos extirpados a un pueblo hipotecado por sus clases dirigentes
endiosadas que se han afanado en la construcción de una Torre de Babel de
desarrollo insostenible, innecesario y chabacano, basado en la
especulación, en la carrera de sacos sin recursos para lograr una España con
palacios, aeropuertos ciudades de la cultura, entramados de líneas del Ave con
estaciones en la nada, autopistas fantasmas y otras obras faraónicas de
cristal, un maratón sin derechos sociales, que inmortalizara su pésima
gestión y fuese el caldo de cultivo de subvenciones y financiaciones oscuras de los
partidos que los han colocado a dedo en listas cerradas y que exigen su tributo
y recompensan con el reparto de la rapiña.
Esta crisis silenciosa de valores que mantiene amarrados como
pulpos a sus lujosas poltronas, a sus derechos sociales, a sus sueldos,
sobresueldos, comisiones, primas, extras, a sus tarjetas de oro y de platino y
sus "Fiestas de Pijamas".
Esta crisis de justicia que camina con un paso de tortuga, para
juzgar a la “Casta” que permite los desahucios ilegales donde se ven arrancados
de su hogar a los niños, a las madres, los enfermos, los ancianos
Esta crisis que permitió carta blanca a los banqueros para
asfaltar hipotecas con un suelo de vergüenza, esta crisis que
autoriza los robos con preferentes, los indultos de corruptos que utilizaron su escaño, su posición, su gobierno para llenarse el bolsillo con lo que
solo es del pueblo.
Esta crisis de valores, de falta de patriotismo y de rapaces nocturnas que
permiten que se vayan de rositas los culpables de que se hundieran las cajas,
esos que se repartieron los ahorros del trabajo de millones de personas
engañadas.
Es una crisis infame, una crisis de buitres que utilizan estas
hienas que forman una manada contra un pueblo sometido y nos arrastra a la nada, al destierro y al martirio.
Mientras subsista esta crisis de valores solo se cosecharemos más
paro, más injusticia e infamia, más enfermos, más desahucios, más sollozos y
más rabia.
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