lunes, 12 de agosto de 2013

Predicando en el desierto



Muchos jóvenes se enfrentan con las manos levantadas a un sistema que calcina los derechos heredados, conseguidos con la sangre, con el sudor y el trabajo.

Muchos ancianos se enfrentan al robo de sus ahorros contra un gigante sin alma que los priva del esfuerzo de una vida de trabajo

Muchos médicos se afanan por conservar para todos la Sanidad que nos roban para lucrarse unos pocos.

Muchos profesores luchan por mantener la enseñanza a los hijos de los pobres

Muchos obreros en paro, campesinos sin trabajo, mineros sin un futuro se enfrentan a esta barbarie, a esta crisis provocada que quiere sembrar de esclavos las fábricas en España como lo hacen en Grecia, en Portugal, en Irlanda.

Pero el pueblo no despierta, duerme esperando el milagro, impasible ante el expolio, ante el robo de derechos, ante la corrupción galopante; este pueblo aletargado, embriagado de consumo, con el cerebro embotado, espera los redentores que le salven de la quema y los redentores llevan 30 años con antorchas.

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