Hoy la he visto una vez más, sus alas que eran tan blancas, ya rotas y ensangrentadas, hoy la he visto agonizar, es algo ya muy frecuente, nos resulta indiferente.
Las hay que volando heridas, caen en la carretera y fallecen aplastadas, tiradas en las aceras.
He visto sus convulsiones, su estertor y su agonía, su último adiós al mar; el precio que ha de pagar por tener tanta osadía y acercarse a la ciudad.
He visto los conductores zigzaguear por salvarla con el riesgo que conlleva
Hoy no lo pude evitar al contemplar en el cielo su majestuoso vuelo y su hermosura sin par y luego verla sangrar abandonada en el suelo.
Hoy no lo puedo evitar, maldigo tanto desprecio en este mundo de necios.
No dejamos de alabar como reclamo cochino que anidan en Nuestras Islas estas aves tan hermosas; disponen de protección con los senderos marcados y hasta han hecho miradores para contemplar pasmados los vuelos continuados de estos alados cantores.
Aplausos por la falacia, aplausos por el cinismo, la verdad un espejismo. La lonxa de la ciudad nos dice de que va el cuento, espadas cortando el viento, el tejado es un cadalso, con un millar de verdugos acerados, puntiagudos que frenan sus acrobacias ensangrentando el tejado para mantenerlo limpio, pulcro, casi inmaculado. No solamente sembraron el tejado de cuchillos acerados, también los clavos al aire que han sembrado en las farolas esperan a que se posen nuestras gaviotas hermosas.
Las gaviotas que ayudaron a limpiar los aparejos, que avisaban de los bancos de pescado al marinero, que adornaron con sus vuelos nuestros azulados cielos, ahora estorban, las herimos, aunque luego sugerimos visitarlas en las Islas, respetando sus espacios. El cinismo que se viste de mensajes y no acompaña con obras me da asco
Merecemos el vivir rodeados de cemento, de alquitrán y de uralita, merecemos la chatarra aparcada en las aceras y no tener otra especie que se acerque confiada y que acabe ensangrentada, vivir con nuestro desprecio.
Lo peor es el cinismo el pregonar a los necios que se creen esos cuentos el respeto y el amor que tenemos a estas aves, a las hermosas gaviotas y engañar a los turistas tomándolos por idiotas
Sigan multando a la gente que se salta los senderos, que molestan a las aves y mantengan las espadas que terminan con sus vuelos, sigan con su propaganda, sigan con tanto cinismo, sigan con tanta patraña, sigan con tanto egoísmo
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