Este siempre ha sido un país de pícaros y malandrines.
Recordemos la novela anónima El Lazarillo de Tormes. El pícaro se comía las uvas del ciego.
No ha cambiado mucho la historia y hoy es el banquero el que le come todos los ahorros al pobre ciego confiado.
La gran diferencia es que en la época de la novela, el granujilla podía recibir una lluvia de palos y hoy día con las preferentes el banquero puede legalmente timar sin contemplación que la ley está de su parte y los palos los llevará el cliente timado si se le ocurre molestar con la cacerola.
http://www.20minutos.es/noticia/1515617/0/afectados/preferentes/bankia/
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