Serán de color rosa y azul las casitas de las fabelas, como los uniformes de las niñas y niños, o Damares Alves que es profundamente religiosa se preocupará de que no les falte trabajo, vivienda, colegio, atención sanitaria derechos humanos, justicia, seguridad y luche sin descanso contra la prostitución infantil, delincuencia, drogas...
Posiblemente se limite a cambiar colores; amarillo para los ciudadanos ricos de las grandes ciudades y rojo para los pobres de las fabelas, pero desearía equivocarme profundamente y que la preocupación y el empeño de la ministra se incline a mejorar la vida de los brasileiros
No hay comentarios:
Publicar un comentario