Hoy le vi, muy temprano, mientras paseaba a mi perro octogenario, que ya no tiene horario para realizar sus necesidades fisiológicas y me hace salir de la cama temprano, lo he visto pasar, encerrado en su mundo interior, remando con sus brazos sueltos, dejando reposar todo su peso en cada pisada, con su mirada clavada en el suelo, hundido en su silencio, rodeado de seres extraños de los que parece alejarse para que no perturben su ruido interior, seres que quizás le han fallado cuando más les necesitaba, cuando se sentía perdido y les pedía ayuda con los ojos suplicantes y los labios cerrados, cuando quería aferrarse al último cabo de la cuerda deshilvanada antes de precipitarse definitivamente por el abismo de la incomprensión y la soledad. No es el único, en mi larga vida he visto muchas almas en pena, muchos muertos ambulantes, muchas penas sin rumbo, naves a la deriva, viajeros solitarios atravesando un espacio vacío en un mundo que todo lo mide, que todo lo pesa, que todo lo compra, que todo lo vende con dinero papel sin respaldo, dinero basura, dinero que nace en la deuda que crece imparable que hipoteca este mundo superpoblado, estridente, agobiante y desquiciado, este mundo de seres sin criterio propio, que solo persiguen saciar su sed de consumo, sus vicios banales, llenar su vacío interior con la adquisición del teléfono móvil de última generación, el último coche que le eleve su estatus de opulencia, la última conquista que le haga saciar sus instintos carnales durante unos breves minutos…He visto también los que rompen el ruido mundano a su paso con sus quejas al viento, denunciando sus penas, exigiendo quien sabe lo que, también hay los que rayan cristales y pintan paredes, los que dan contra el muro con toda su alma intentando romper su cabeza donde bullen millones de ruidos, donde nunca hay silencio ni paz, solo frases mezcladas que no dicen nada, o dicen muy poco. Lo peor de este mundo malvado que produce las almas perdidas, es que somos culpables y no hacemos nada, nos sentimos a gusto, sufrimos amnesia, desde niños nos encarrilaron en la vía de los egoísmos, del consumo infinito, para algunos del sexo, para otros la pornografía, las drogas, muchos, muchos igual, como ellos se encuentran muy solos, rodeados de amigos en redes sociales, enganchados a un mundo invisible. Lo peor es que todo es cosecha de lo que han sembrado los que deben luchar contra ello, gobernantes corruptos, las doctrinas con dioses de barro, maestros sin vocación, la justicia de los harapientos, de los robagallinas, , padres desorientados, sin Norte y una Sociedad tan desquiciada, sin principios, ni amor… ¿ y el origen de todo? la falta de amor, de enseñanzas, de justicia... permisión de tantos botellones, esos ríos de drogas en las discotecas donde gente muy joven comienza a dar pasos por ese camino que lleva al infierno, intereses malvados que buscan adeptos sin seso, sin amor ni empatía, solo quieren rebaños de seres aislados que consuman, que bailen, que callen, que no estorben sus planes macabros de adueñarse de bienes y males, de vivos y muertos, de cuerpos y almas, convirtiendo este mundo en cloaca mientras llenan esos paraísos fiscales de oro, de joyas… y rebozan sus cuerpo en el vicio, para calmar esa ansia insaciables, para ser más que nadie y subir a una cumbre donde no se divise la infamia, el hambre, la muerte, donde no se contemplen las almas perdidas, los muertos vivientes, la triste cosecha que dejan sembrada con tanto egoísmo, con tanto saqueo, traficando con trigo, con armas, con muerte, con guerras, donde solo se adora al becerro de oro, donde solo se escucha su nombre, su nivel en la lista de los poderosos, que les llena su ego y que tapa ese agujero tan negro de su alma vacía
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