Turing salvó muchas vidas
al descifrar la máquina ‘Enigma’. Sin embargo, el matemático fue condenado por ser
homosexual, y el héroe sufrió más castigo que premio “Le sometieron a
una castración química, lo sumieron en una depresión brutal y acabó suicidándose.
Nosotros debemos ver dentro de las
personas, no solamente detenernos en su aspecto, sus maneras, su peinado, sus
ornamentos, debemos valorar a las personas por sus ideales, su entrega a los
demás, su generosidad, si no lo hacemos así estaremos castrando a personas
valiosas y necesarias para ayudarnos a cambiar este mundo en poder de los que
etiquetan, de los que amordazan, de los que no admiten diferencias de sexo, de
color, de religión, de pensamiento...debemos rascar un poco la pintura y descubrir el óxido en la chapa, el óxido de los ladrones de cuello blanco, hijos predilectos que ocupan poltronas para saquearnos y rascar el barniz para llegar al corazón de las buenas personas sin preocuparnos de la chapa exterior y no debemos olvidarnos que cada uno es lo que le dicta su cerebro, sus hormonas, su ser y nadie podrá convencerle de lo contrario
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