viernes, 15 de julio de 2016

La Excavadora de odios




Antes de una guerra se preparan y cambian las mentalidades, se lavan los cerebros, se ponen en marcha los aparatos de desinformación, se justifica el ataque inminente aunque para ello sean necesarias victimas colaterales. Para masacrar a un pueblo por las armas o asfixiarlo por las deudas contraídas por sus gobernantes corruptos, primero se le desacredita, se destapan sus demonios, se rebusca en su pasado, presente, raza, religión, hasta encontrar un motivo real o virtual para pisotearlo
Las guerras son un eufemismo para el asesinato promovido por los estados poderosos 

Desde Maquiavelo en 1469 los gobiernos de los países poderosos han aprendido mucho en materia de saqueos y destrucción

Maquiavelo trazó su discurso en base a consideraciones no éticas, sino prácticas. El que triunfa, ha triunfado; el que es derrotado, es derrotado y lo demás, en términos políticos carece de valor.

Guerra de Cuba; hundimiento del Maine

Inicio de la Segunda Guerra Mundial; ataque a la central de radio alemana en la frontera con Polonia

Guerra de Irak; armas de destrucción masiva

Las guerras pueden comenzar por una Primavera Árabe en Túnez y convertirse en un invierno de cenizas y sangre en Siria y el platillo de la balanza llenarse poco a poco con el peso de misiles y veneno, de pruebas con poca justificación, de odio...

La historia universal está llena de odios y todos los pueblos de la tierra están manchados de sangre inocente, recuerdos indignantes  que arañados inteligentemente ayudan a desestabilizar regiones destapando masacres cometidas en el pasado; tenemos como ejemplo la Guerra de Rusia contra Chechenia

En la caída de las fichas de dominó unos conflictos se encadenan con otros entrando en una espiral de violencia de la cual es imposible salir; Guerra de Rusia contra chechenos en Siria

Basándose en esta fórmula de revanchas sin fin, se puede justificar lo injustificable como Una guerra contra España; el Ándalus, remontándonos a épocas del Imperio Carolingio

Nadie está libre de sangre y todos hemos sido víctima o verdugos alguna vez o lo han sido nuestros antepasados y el peso de las muertes inocentes y de los odios, de la manipulación y de los intereses de poderes ocultos, nos arrastrará inevitablemente a la destrucción total 


¿Que pasará en Turquía, ese país colaborador de la ignominia que han convertido en la cárcel de los refugiados?

Es extraño que hace muy poco se reconocieran las barbaridades que los Otomanos han cometido contra el pueblo armenio
¿Se habrá puesto e en marcha la excavadora para desenterrar recuerdos, odios, revanchas y justificar un golpe de estado?

Mientras las guerras arreglan los problemas pasados o presentes del mundo poniendo en marcha el negocio de las armas que mueve miles de millones de dólares

Millones de inocentes pagan con su vida o con su exilio los daños colaterales que avergüenzan a todos los hombres de bien



Somos los herederos del mal, los descendientes de vencedores en mil guerras fracticidas, los manchados del pecado original que no es otro que el odio o la soberbia, según se está del lado de los vencedores o de los vencidos.
El mundo no tendrá paz porque el amor es una palabra vacía, una víctima de las religiones, de los odios y del gran negocio de las armas














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