Padre nuestro que no estás en la tierra, que no escuchas el llanto, que no amparas al pobre, que no bebes el cáliz, que no expulsas con tu espada de fuego a quién miente en tu nombre, ni a tanto genocida que provoca miseria por lucrarse tan solo.
Venga a nos él tu reino con espada de fuego y castiga la infamia que gobierna la tierra y a quien rasga sus ropas pregonando justicia sin hacer otra cosa que predicar al viento con palabras vacías.
Acaricia
las almas de los niños hambrientos.
Echa los mercaderes del que dicen tu templo.
Hágase
tu palabra y enmudecen los reinos de este mundo sin justos.
Que tu soplo divino llegue y nos purifique iniciando la llama que consuma los hombres que se manchan de sangre
Amen
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