Realimento mi indignación cada día con las noticias de nuevos pelotazos, corruptelas, compinchadas, enchufismos, desalojos, abandonos, injusticias.
En la única cadena que nos queda me sustento con el caldo
pestilente que denuncian.
En la Sexta, escuchando a verdaderos luchadores que defienden los derechos de las castas sin vivienda, sin trabajo, sin justicia y también a los que sueltan por la boca babosadas, individuos adornados de aureolas teatrales, que predican sin arrugar una ceja unas normas a seguir en democracia sin derechos, individuos que nos dicen sin rubor que es terrorismo lo que ven en nuestras calles, donde arden papeleras. Estos sabios que critican esos actos sin vestirse con la piel de desahuciados, impedidos, pensionistas, emigrantes, que nos cantan letanías de deberes sin derechos y que colman de alabanzas casi siempre a los que han quemado España. Periodistas que no advierten la rapiña, ni comentan la crueldad de dejar a impedidos sin ayudas, de arrojar de su vivienda a menores asustados agarrados temblorosos de las manos de sus padres sollozantes. Esos grises personajes que no hablan de los que roban las cajas, que malgastan los recursos, que venden el patrimonio a todo un euro, que reparten nuestras viviendas sociales a amiguetes, que venden los hospitales. Yo les digo “Sois iguales y merecéis mi desprecio”
En la Sexta, escuchando a verdaderos luchadores que defienden los derechos de las castas sin vivienda, sin trabajo, sin justicia y también a los que sueltan por la boca babosadas, individuos adornados de aureolas teatrales, que predican sin arrugar una ceja unas normas a seguir en democracia sin derechos, individuos que nos dicen sin rubor que es terrorismo lo que ven en nuestras calles, donde arden papeleras. Estos sabios que critican esos actos sin vestirse con la piel de desahuciados, impedidos, pensionistas, emigrantes, que nos cantan letanías de deberes sin derechos y que colman de alabanzas casi siempre a los que han quemado España. Periodistas que no advierten la rapiña, ni comentan la crueldad de dejar a impedidos sin ayudas, de arrojar de su vivienda a menores asustados agarrados temblorosos de las manos de sus padres sollozantes. Esos grises personajes que no hablan de los que roban las cajas, que malgastan los recursos, que venden el patrimonio a todo un euro, que reparten nuestras viviendas sociales a amiguetes, que venden los hospitales. Yo les digo “Sois iguales y merecéis mi desprecio”
Yo os digo que si siguen desangrando nuestras vidas,
sometiendo nuestras almas, despilfarrando el dinero que nos sacan de la boca,
apoyando a los banqueros que desahucian a los niños. Yo les digo, que las
gentes más humildes, las personas más tranquilas, las gentes trabajadoras, las
madres y los ancianos y también los impedidos con un esfuerzo inaudito empuñarán
las antorchas que encendieron los amigos de lo ajeno con su soberbia, rapiña y
mezquindad, pues cuando nos han quitado hasta el acceso a la justicia solo queda la protesta callejera
Nadie quiere ejercer la violencia, nadie se enfrenta en la
calle con policías armados, ni siquiera manifiesta sus derechos si no está
harto, muy harto de soportar en silencio la violencia ejercida desde el poder
y el dinero.
Quiten la soga del cuello de este pueblo patriota que
defiende sus derechos.
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