Genuino y la Aldea Maravillosa
Erase una vez una joven viuda que vivía con su hijo Genuino en un pueblo blanco de un país hermoso, donde el mar turquesa cuajado de peces de aletas vivaces, bañaba las costas cubiertas de verde, de cardos marinos, blancas azucenas y hierbas de amores.


Pasaban las horas sin darse ni cuenta, viendo cormoranes, albatros, gaviotas, jugando en las olas, nadando desnudo (decía "en pelotas").



Todo
se medía con la misma vara, todo se pesaba con el mismo euro, cambiando los
prados por el gris cemento que trueca la vida, la luz, los aromas, la paz, el
sosiego por algo intangible que llaman progreso.

También
construyeron la estación del Ave muy lejos del pueblo, cerca de las
tierras que habían comprado el señor alcalde y tres diputados con unas ayudas a
fondo perdido que les dio la Caja, una zona verde donde habían previsto construir
viviendas, con canchas de tenis, piscinas, un bingo y varios hoteles.

Todo
eran proyectos, se esfuman los sueños al llegar el día; no tenemos vuelos en el
aeropuerto, en una cochera descansas sin uso maquinas del metro, el Ave no deja
más de dos personas en aquel desierto hecho de cemento, sin vida, perdido
dentro de la nada y los pasajeros hacen un transbordo del Ave hasta un
taxi que los trae al pueblo y por la autopista solo pasa un
coche, cuando llega el Ave que es el del taxista
Ya no están las dunas, y la blanca arena se cubrió de botes, colillas, botellas, no hay cardos, no hay peces y aquellas piscinas; acuarios marinos, repletos de vida, solo tienen grasa, petróleo, bencina, todo se ha perdido, todo lo importante, se quedo sin vida ¡que pena más grande! ¡que enorme mentira!
Solo la codicia se palpa en el aire, grúas y ladrillos, muros hormigones, cemento baldosas, bolsas de cascajos, destierros, camiones que sirven de nidos para los gorriones.

¿Qué tiene el dinero que arruga los ceños? ¿Porque aquella aldea se volvió tan triste? ¿Progreso? ¿Que es eso? si no convivimos, si no compartimos, si nos alejamos, si somos muñecos que mueven los amos que exprimen al mundo.
¿Qué tiene el dinero que aparta los hijos y apaga los sueños?
Dejaron las obras, terminó el trabajo; no había ni un euro ni ovejas y el campo sembrado de silvas, no había ganado y llegó el invierno, trajo más desahucios, frio, hambre, miseria. Llanto, solo llanto.

La deuda es enorme y sigue creciendo, la luz es un lujo, volvieron las velas y la gasolina costaba dinero ¿y quien lo tenía? El coche parado, nadie lo quería, es un amuleto, un trofeo, un lujo que cuenta al que pasa que aquí vive gente que tiene recursos, que gana dinero, que no es campesino, que tiene un empleo. Mentiras de un necio que se muestra erguido y vive arrastrado si es que acaso vive siendo despojado de tantos derechos que había logrado.

Por fin Genuino se fue percatando, descubrió el camino. Allí en aquel pueblo todo se moría solo había una forma de ganar la vida.
Hizo la maleta, besó a los abuelos que estaban sombríos, tristes, apagados, ¡tan serios! 'tan frios! también a su madre que ya no reía, que ya no lloraba, solo meditaba, casi ni sentía y si es que vivía no lo parecía.

Juró por su vida que pelearía por su antigua aldea con uñas y dientes, que no olvidaría, que no se postraba, que no se rendía.

Contempla el gran circo, las mismas mentiras, los mismos farsantes con otras caretas; unos con corbata, otros sin chaqueta, todos son iguales; caciques, chupones, gordas sanguijuelas viviendo del cuento con mil privilegios, unas marionetas que mueve la banca que expropió al tendero.
Recuerda su aldea, su campo sin vida, su playa sin peces, su madre tan triste, sus ovejas blancas, su abuelo ya en gloria y no se arrodilla, no oye las sirenas que engañan el alma mientras otro escucha atado en el mástil las mismas mentiras que nos adormecen, que nos dejan ciegos y nos envilecen.
Hermosa lectura, muy real, tal vez cruel, pero es nuestra realidad.
ResponderEliminarHermoso
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