domingo, 17 de noviembre de 2019

Albert ya es feliz




Sí, Albert es feliz, ha dejado el mundo de la política con su peor faceta, el mundo de las falsas promesas, de las mentiras gordas, de las sonrisas fingidas, Albert es feliz, viste con camisa, aunque de manga larga y ya no necesita cambiarse de chaqueta cada dos días, ya no le sigue un ejercito de momias con los ojos vendados. Albert ya es feliz, pero no lo son tanto las comparsas que le seguían y adulaban,  las máscaras venecianas que lloraban por el resultado de su última parodia electoral. No lloraban por su caída al vacío sin paracaídas, después de haberle visto  besar la cima. La ceguera que produce la soberbia de tener el poder en las manos también les había empañado los ojos. El ego lo llena todo, de tal manera que no se ven más que sombras bajo los altos pedestales, ni siquiera se escuchan los lamentos de los que sufren desempeñando trabajos con un sistema esclavista que no les permite llegar a fin de mes, no se siente tampoco el llanto de los niños inseguros, al ver las caras desencajadas de sus padres por haberles echado de sus viviendas, arrastrados por una crisis provocada por desalmados que trapichean con los fondos públicos, arruinan cajas de ahorros y por unas comisiones destrozan la vida de los ciudadanos, haciendo a cambio para la posteridad unas obras faraónicas inservibles y muchas veces inacabadas. No, sus comparsas no lloraban por un líder de paja con alma helada apoyado por poderes ocultos que hacen su negocio cimentado en injusticias, un negocio que hace aumentar la suma del  número de ricos a base de multiplicar el de pobres, estas comparsas ruidosas en épocas de esplendor, lloraban por la perdida de su posición, sus privilegios, lloraban por lo que pudo haber sido y no fue por la escora que su nave de bandera negra teñida de falsa justicia había tomado, dejando el destino inicial con una aparente  posición de centro para internarse en un mar de contradicciones virando a babor sin rubor, una ruta que solo pueden navegar verdaderos bucaneros sin escrúpulos, pero que no temen desplegar en el mástil mayor su bandera insolidaria y neoliberal y no se avergüenzan de mostrarse sin máscara, aunque rodean sus mensajes de mentiras igual de intragables. 
Nos alegramos que Albert sea feliz por fín y deseamos que no vuelva a sufrir, engañando a un pueblo puteado, esperamos que ahora que ha puesto los pies en el suelo, si le queda un mínimo de sensibilidad no necesite desplazarse a Venezuela para llorar por los que sufren injustamente y que se humedezcan sus ojos al ver la situación que sufren tantos ciudadanos despojados de su trabajo, su vivienda y sus derechos constitucionales por mantener el lucro de buitres carroñeros sin entrañas, muchos pertenecientes en su día a partidos políticos afines, esperamos que su alma se conmueva también por nuestros hermanos en Chile que ven pisoteada su dignidad por un régimen neoliberal, nos alegramos también que su partido haya recibido el mensaje claro de sus electores hartos de tantos bandazos y no llegamos a entender como pueden después del mensaje de las urnas mantenerse en su derrotero, en su postura de bloqueo a un gobierno elegido, arriesgándose  a desaparecer; las personas, los seguidores no son tontos como ustedes se creen, habían apoyado a un partido que prometía un cambio, una salida a tanta corrupción y malversación y han visto que ustedes son la misma fiera carroñera con piel de cordero, han descubierto su juego con cartas en la manga y solo si viran a estribor, recuperando las personas de su partido, leales a su mensaje original que ustedes han vetado y obligado a abandonar el barco para seguir la ruta equivocada y apoyando al gobierno elegido en elecciones democráticas, podrán ayudar a mantener a flote su nave capitana de casco carcomido, tocada de muerte al haberla dirigido desde el puente de mando hacia los arrecifes, con el único propósito de arrimarse a la derecha que ustedes criticaban por la corrupción que rebosaba entre sus dirigentes y a la ultraderecha insolidaria y de impasible ademán, olvidando sus promesas, en otro caso nadie tragará ya sus mentiras, nadie les creerá sus disculpas pueriles intentando hacernos creer que el derrumbe estrepitoso de Ciudadanos se debe a que no han sabido explicar bien el mensaje, su mensaje se lee en sus obras y en sus bandazos sin previsión, sin razón y sin sentido, sigan así y todos ustedes serán felices con Albert, desempeñando fuera de la Política, sus juegos de magia con gaviota en la chistera, cartas en la manga y falsas promesas. ¡Que sean ustedes muy felices! se lo deseamos de todo corazón  

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