lunes, 15 de junio de 2020

Mientras crecen los ricos aumenta escandalosamente el número de pobres





Hay quien se sorprende de que cada vez haya más multimillonarios, más millonarios, más ricos y muchos, muchisimos  más pobres y hambrientos, muchisimos más empleos precarios, pero si nos fijamos bien, todo se ha diseñado para esto, para que el patrimonio pase a sus manos, a las manos de los poderosos y las deudas a las nuestras.

El dinero.  El dinero, el dinero es una estampilla que se crea con mucha facilidad, solo es necesario una deuda para generarlo; tú por ejemplo, necesitas dinero, hipotecas una propiedad para conseguirlo, a veces, en épocas de vacas gordas para los bancos, se consigue una buena valoración por tu propiedad, que te permite conseguir más dinero del esperado, el director del banco te puede sugerir que pidas mucho más, pero te recomendarán para ello más avales. También se diseñaron hipotecas subprime,  para generar más dinero, hipotecas que se envolvieron con papel de celofán en productos tóxicos y se hicieron circular contaminando los mercados, incluso, 

Una vez que te han concedido la hipoteca, el Banco ya puede poner en marcha la máquina de hacer billetes legales, que a veces, sobre todo en épocas de crisis da la impresión que son falsos; se ha negociado una hipoteca, una deuda y eso sirve como respaldo para generar billetes como churros. Ese dinero que aparece por arte de magia servirá para dar más prestamos, generar más hipotecas, cuantas más mejor; El dinero es una flor ansiada, una flor sin perfume que crece sin riego y por la cual se mueve el Mundo, se deprava y se esquilma, es una flor que no se marchita pero que se devalua rápidamente. 

Con el tiempo también se generarán burbujas que harán desplomarse el castillo de naipes, los bancos cerrarán los créditos, las hipotecas costarán mucho más en intereses, la gente perderá el empleo, la valoración de las propiedades caerá vertiginosamente, las personas no podrán pagar y los bancos harán crecer las deudas logarítmicamente por los intereses de demora, actuará la Justicia y se procederá al desahucio de los infelices que han caído en la trampa y que seguirán teniendo deudas impagables porque la propiedad se devaluará y  perderán también sus propiedades. 

También están los buitres realizando grandes movimientos bursátiles, creando desequilibrios, disparando las primas de riesgo y las enormes deudas de los países, cuyos gobernantes los hipotecan muchas veces para construir aeropuertos sin aviones, redes de ferrocarril a ninguna parte, autopistas fantasmas, palacios de justicia para anidar las golondrinas...

En resumen los bancos con su dinero,papel mojado, que solo vale mientras la gente no pierde la confianza, consiguen más dinero papel y propiedades reales, no virtuales, rico patrimonio, islas, parques naturales, incluso personas endeudadas hasta las cejas, e incluso conseguirán ser reflotados con dinero público, porque a los bancos en crisis no se les desahucia, se les reflota. Se pondrán en los consejos de administración de incómodas cajas de ahorros, a personajes sin escrúpulos afines a las castas poderosas, que dispondrán de tarjetas de oro; negras tarjetas sin control, a la vez que sueldos estratosféricos, se enriquecerán y dispondrán de gastos de representación para todos sus caprichos. Dispondrán del dinero de la entidad para conceder prestamos sin intereses a partidos afines y hundirán las cajas de ahorros con total impunidad, terminando con la competencia que estas hacen a los banco,s que se quedarán por un euro con ellas  saneadas con dinero público. Por último, como únicos sobrevivientes, cobraran por gestionar nuestros depósitos que no producirán ningún interés. Terminarán despidiendo la mayor parte de su personal para ofrecernos sus servicios a través de cajeros automáticos y redes informáticas inseguras. 

El dinero parece hecho para atarnos a un trabajo mal retribuido y para apoderarse del patrimonio de los pueblos.

El  fisco. Somos esclavos de un sistema desde que nacemos,  consigue que nada nos pertenezca; pagamos, siempre pagamos, por el sueldo que ganamos con nuestro trabajo, por los alimentos que consumimos, por nuestro vehículo, por nuestra vivienda, por la gasolina incluso nos han hecho pagar un impuesto al sol, pagamos por el reciclado y luego cientos de miles de neumáticos por los que hemos pagado para reciclarlos, arden en Seseña en en cualquier otro cementerio descontrolado. 

Los electrodomésticos entregados en puntos blancos aparecen en países del Tercer Mundo, donde los hambrientos extraen de sus entrañas algo de valor generando enormes estercoleros sin control.

Los envases plásticos aparecen sin control en ríos y océanos; la gestión de las basuras se ha convertido en un gran negocio sin apenas control. 

Cuando vendemos nuestro coche, nuestra vivienda incluso cuando morimos pagamos, pagamos nuestra muerte y nuestros descendientes vuelven a pagar por sus herencias, en ocasiones cantidades que les obligan a renunciar a la herencia que sus padres con mucho sacrificio les han dejado ¿Pero quién paga impuestos en realidad? ¿Quién va a ser? Los currantes de piel dura; los poderosos, los ricos, muchos monarcas y políticos, los bancos, tienen mil argucias para pagar una miseria; un 1% montando una SICAV con un montón de mariachis.  Podrán poner el dinero a la sombra de las palmeras en un paraíso fiscal, para ello los bancos tienen allí sus sucursales. Podrán hacer malabarismos, con ayuda de testaferros. Podrán marear la perdiz con ayuda de empresas offshore; empresas ficticias; en un solo edificio de un paraíso fiscal pueden existir miles de empresas volátiles. 

Tampoco la Santa Iglesia paga impuestos, a pesar que el Verbo dejó dicho, según las Escrituras “Dar al Cesar lo que es del Cesar” pero el Cesar no solo no exige sus tributos a la Iglesia, sino que le permite la inmatriculación de propiedades que nos pertenecen; La Mezquita de Córdoba fue inmatriculada por la Iglesia por 30 euros. Recibe cerca de dos millones de visitantes al año. La visita cuesta 11 euros, 40 si  es guiada y esas cantidades de dinero, como el de  de tantas catedrales no va al Cesar, no va al Cesar...

Las cosechas de nuestros campos. Las cosechas no valen nada, los intermediarios pagan miserias a los campesinos por sus productos que acaban en los supermercados con un precio desproporcionado. En muchos países las semillas utilizadas solo pueden ser las registradas, obligando a los campesinos a comprar estas semillas, sin que puedan utilizar las que produzcan sus frutos; se ven obligados a seguir comprándolas. Muchos tienen que abandonar las tierras heredadas de sus antepasados, sin escrituras que son entregadas a grandes multinacionales generosas con los gobernantes. 
Incluso la desfachatez de este sistema depredador hace que el trigo cotice en bolsa, que se tiren alimentos para mantener sus precios...

 Cuando los campesinos tienen tierras, que por el crecimiento de las ciudades pueden coger valor, por ser una zona adecuada para edificar, aparecen los PERIs, las regulaciones...que no permiten edificar hasta que llega el promotor generoso con los gobernantes, el promotor de los maletines y la zona se llenará de viviendas apiladas, que no dejarán pasar la luz, pero que dejarán grandes beneficios para la promotora y grande mordidas para unos cuantos políticos y nada o casi nada para el antiguo propietario.

En resumen podríamos seguir analizando el Sistema y comprobaríamos la perfecta maquinaria  para hacer crecer sin parar a los ricos y aumentar el número de pobres y hambrientos y esto no pasa solo en los países con dictadores, esto pasa en las grandes democracias, mientras tanto, nosotros que solo vemos para nuestro plato de lentejas mientras dure, decimos solo que llueve, que alguien vendrá que lo arreglará, que es cosa de sindicatos, de la Iglesia, de la Divina Providencia, del Gobierno, de la Economía. Pero no llueve, no es una tormenta de Verano, es en realidad un diluvio de miserias que nos coge al descampado 

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