viernes, 24 de mayo de 2019

Somos lo que vemos, oímos, olemos y sentimos


Cuando nacemos solo somos vida e instinto de supervivencia, poco a poco aparece a través de  nuestros sentidos un mundo desconocido, incluso nuestro ser, nuestras manos, nuestros pies son desconocidos, son  extrañas cosas que se mueven, nos asustan los cambios de luz, los ruidos, y empezamos a aprender, aprendemos a sentir cuando nos tocan y cuando nos tocamos, aprendemos a pronunciar por imitación sin comprender, hasta que comenzamos a relacionar palabras con resultados, nos hacemos imitadores, nuestro primer razonamiento puede ser llorar para comer.

Poco a poco nos hacemos lo que somos. Somos lo que amamos, lo que soñamos, lo que observamos, lo que imitamos. Aprendemos de lo que nos rodea; del amor, del odio, del dolor, del comportamiento de los que nos rodean; una persona de piel blanca acogida en una tribu de indígenas primitivos será un cazador con arco y nunca hará una suma que no sea con los dedos de las manos, tendrá sus mismos dioses y emitirá sus mismos gritos y gemidos, se comunicará con las mismas señales e idéntico lenguaje.

¿A donde quiero llegar?
Nuestra sociedad puede canalizar amor,  justicia, respeto, empatía, sin distinción de raza o especie,  formar en principios, en amor y respeto por Planeta, educar musicalmente, formar  en ciencias, letras, a través de todos los medios de comunicación y del ejemplo y eso será lo que recoja de sus generaciones en el futuro. Por desgracia lo que se aprende en los medios de comunicación, en la lectura, en el cine es muchas veces aterrador, también muchas veces la Sociedad, los educadores, religiosos, políticos, los familiares damos un ejemplo malo o lamentable y este ejemplo es el que forma a nuestros pequeños.


Si  no somos conscientes de la importancia que tiene la educación, la justicia y el ejemplo, si no nos revelamos contra las injusticias aún cuando sean impuestas por el Poder y las leyes, si no eliminamos las aberraciones y la perversidad en la lectura, la televisión, el cine, si no nos implicamos en proteger la vida, condenaremos a los seres humanos, a todas la especies y al Planeta a su extinción 

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