lunes, 11 de mayo de 2015

¿Propiedad intelectu que?



Se han escrito ríos de tinta sobre propiedad intelectual y la ley castiga a quienes de alguna manera se apropian de estas obras.

Es muy llamativo que las leyes que amparan a a estos creadores no lleguen a las empresas; en muchas de ellas, inclusive en grandes multinacionales es muy frecuente que el trabajo de una persona sobre innumerables temas cambie de propiedad sin ningún recato delante de sus propias narices y firme como autor el jefe o jefillo de turno dejando en la sombra a la persona que se ha documentado y en base a su experiencia intuición y ensayos ha dado a luz la instrucción, gama, manual o procedimiento. A veces el trabajo puede estar firmado por su autor porque este tenía un jefe no buitre, esto dura lo que dura el jefe en el servicio, pues como norma general el siguiente jerarca, procede rápidamente a adjudicarse el trabajo, para lo cual solo tiene que realizar una pequeña modificación, cambiando una coma y cuatro mandangas. 

Esta es la mejor manera de desmoralizar a un equipo de trabajo y de engañar a los jefazos superiores haciéndoles creer que el jefe-buitre tiene una gran capacidad y un gran conocimiento sobre la materia. Claro que también estos jefes superiores en jerarquía le pueden hacer y le hacen, la misma jugada al jefecito convirtiendo el trabajo en una carrera de trepas.

Esta experiencia la he tenido en empresas del ramo de automoción con jefes muy bien considerados y por lo general bastante mediocres, que desconocían temas elementales para el desarrollo de sus funciones a pesar de haber terminado una carrera de ingeniería que casi siempre era de organización. 

Lo más sorprendente es que casi siempre terminaban creyéndoselo ellos mismos lo que les llevaba a dar lecciones sobre el tema a quién lo había parido y para más inri te podían llegar a decir que el era el único eslabón que te unía a la cadena y que facilmente se podía abrir.

En ocasiones muy contadas, he conocido jefes que traducían el texto a otro idioma para otras empresas del grupo sin adjudicarse la obra. Esto es tan poco frecuente que el propietario intelectual se quedaba con la boca abierta extrañado de una postura tan lógica 

Por último en muy contadas ocasiones te encuentras jefes muy competentes que te sugieren un trabajo, adornándolo con innumerables detalles y fuentes de documentación sin querer asumir su propiedad. En estos uno mismo al haber realizado solamente un maquillaje, debe poner en la gama o procedimiento el nombre del verdadero artífice 

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