sábado, 22 de febrero de 2014

Hablando de especies animales


Dentro de los vertebrados mamíferos, distinguimos algunos con un alto nivel de inteligencia como: El elefante macho, el elefante hembra, el delfín macho, el delfín hembra,  el chimpancé  el bonobo, cachalote, la ballena, roncaz, orca, calderones, también macho y también hembra todos ellos, el hombre macho ¡tan macho! el hombre hembra ¡tan hembra!

La diferencia de género  como es natural no forma dos especies diferentes aunque algunos se lo cree, lo perjura, lo sostiene ¡somos hombres pelo en pecho y mujeres delicadas!

El macho ataviado casi siempre con un vivo colorido para advertir su presencia, para advertir a otros machos, para llamar a sus hembras, como norma general tiene marcado a fuego vivo en sus genes la reproducción, lo que lo convierte casi siempre en un inconsciente  obseso olfateando incansable palmo a palmo contra el viento. 









Las hembras  suelen ser  las que deciden para formar la pareja, como norma escogen machos corpulentos, fuerza bruta, grandes cuernos, colorido llamativo, quieren marcar bien los rasgos de la especie en toda su descendencia. 

Es la hembra  casi siempre quien se encarga del cuidado de las crías, por lo que destacan en su conducta rasgos de ternura, la hembra  prodiga de caricias, lambetazos y hasta incluso se dedica al despiojo de sus crías, aunque en caso de peligro y a pesar de su tamaño  casi siempre más pequeño y falta de cornamenta, desarrolla una agresividad muy superior a la del macho   para defender su prole de  todo lo que se mueva en el contorno, hasta que se valen estas  crías por sí mismas.



En el caso de los hombres hay pequeñas diferencias, esta especie desarrolló su corteza cerebral de una forma exagerada y esto atenta contra instintos rectilianos con mensajes contrapuestos; el hombre macho cree formar otra especie diferente de su hembra; una especie superior, dominadora sobre las crías, la hembra y desarrolla conductas dominantes, agresivas, incluso puede llegar a hacer sexo a la fuerza o matar a su pareja dominado por los celos, se siente el dueño del mundo,  exige mucho y no piensa a pesar del privilegio de la sopa de neuronas que en ocasiones lo aturde y le nubla la conciencia. 



Se ha vuelto torpe, tan torpe que casi no sabe ni hacer el cortejo y suple la hembra con hembras de látex o comercia el sexo, se vuelve en un ser depravado y trata con niñas esclavas, a veces le basta un ladrillo de tan obcecado, ansioso y obseso; un ser tan perfecto, el amo del mundo, el dueño del aire, a veces tan solo un esclavo adicto a una droga que lo han sin saberlo las mafias inoculado, con pornografías que funden los plomos de tan retorcidas, dejando el cerebro de quien las contempla a diario como una medusa en la arena un día de sol en la playa,   transformado al dueño en una alimaña baboso y sediento y sin alma. Igual que las drogas el sexo convierte en adictos esclavos a jóvenes verdes a hombres maduros, a viejos sin dientes que se han arrojado por esa pendiente sebosa sin vuelta. 



Las mafias que ganan millones a base de carne caliente inundan el mundo de cebos. 

Resultado,  el hombre hembra que desarrolló igualmente su corteza cerebral, pero que sigue guardando casi siempre sus instintos, su ternura y el deseo de elegir a la pareja que sea su complemento y que una la manada, está tomando las riendas, se subleva , se convierte en hembra macho y esto al macho le caldea, le revela y a la vez le desconcierta.


No es el más bruto, el más fuerte, el de mayor cornamenta quien se lleva el pato al agua, es el que tiene cabeza y la utiliza pensando mucho más por su pareja   y se olvida de la fuerza.


Se están cambiando las tornas, Hombre macho sin pareja, hembra hombre sin su prole y pronto con cornamenta y los dos sin la corteza cerebral  declarándose la guerra.



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