jueves, 24 de enero de 2019

Hay un dios de carne y hueso


No puedo quedar impasible ante la grandeza de este hombre sencillo en el trato pero inmenso, poderoso, imparable, sobrehumano cuando tiene una raqueta en su poder, un hombre que puede caerse, puede romperse, puede sufrir pero que nunca, nunca se rinde y que cuando se levanta, crece, se eleva, y se vuelve temible, invencible, tanto más cuanto más saliva haya tragado, cuanto más haya sufrido, porque Nadal lo da todo y no se rinde, para el no existe la derrota mientras tenga sangre en sus venas, mientras tenga un adversario que trate de robarle la victoria, su victoria e igual que muerde sus trofeos, muerde su alma si flaquea y su dolor. Nadal es un dios, pero no un dios de Olimpo, es un dios de  carne y hueso, que solo tiene en su mente la victoria y para conseguirla dedica todo su esfuerzo hasta el último aliento.
Nadal, yo me inclino ante ti y te doy gracias por llevar tan alta nuestra bandera, la bandera por la que presumen tantos políticos, tantos gobernantes, tantos hombres de paja que nunca han hecho nada por España y que tanto presumen de patriotas, tu sin decir nada haces grande el País 
Gracias



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