miércoles, 2 de abril de 2014

Menus de Ana Mato


Guisantes con salsa a los 7 kilos

Teniendo en cuenta el alto conocimiento de nuestros políticos en cocinar de la noche a la mañana cambios imprevistos.  Considerando por otra parte la experiencia en chorizos caseros tan abundantes en este país de respetables embutidos, así como el pimiento que les importa la opinión pública y la cantidad de huevones que existen en el país preocupados especialmente por el resultado del Barsa o del Madrid y de la boda de la Duquesa de Alba y  que les reflanflinfla  un huevo y medio pepino lo que pueda ocurrir con sus pensiones, la edad de jubilación, el paro o los desahucios. Un país en el cual se han forrado los jefes de las cajas de ahorro que han convertido en merengue  dichas entidades con las  bendiciones del Gobernador del Banco de España  que tantas veces nos pone la guinda al sugerirnos que nos apretemos los melones. 

Considerando que toda esta parrafada tiene tanto que ver con los productos de la cocina española que en algunas regiones ha pasado del chuletón de buey de Moaña de Galicia al Cielo revuelto con brisas de mar y panecillo de oro a la gelatina, delicia sublime de paladares de personajes de alto copete que presumiendo de sibaritas necesitan demostrar al resto de los mortales que hasta defecan con un gusto refinado y convierten en arte el papel higiénico después del uso. 

 Felicito por todo ello la el comentario de la persona más despierta y con más experiencia en confites y confetis.


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 Claro es que nuestros cocineros no tienen ni puñetera idea de la cocina de alto diseño y no le hacen mariconadas a las centollas, ni les ponen gelatina a las almejas. Yo no sé cómo seguimos cocinando los percebes sin flamear y no le ponemos unos panes de oro a las antenas de las cigalas para trasformar en un viaje gastronómico con Neptuno y la Sirenita  lo que antes solo era una simple mariscada. 

Así nunca tendremos tambien nutridos y gorditos a nuestros niños como a sus señorías que cuidan con esmero sus Menús  pagados con fondos públicos. Hoy prima el diseño señores, dejémonos de cocido gallego o como mínimo cocinémoslo "al dente"

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